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viernes, 11 de febrero de 2011

Fuerza

¿Por dónde empiezo?...:¿recordándome que lo conseguí más veces?, ¿sabiendo parar justo en ese momento en el que aún soy consciente?, ¿creyendo en mi?. No es fácil.
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Cuentan que un rey tenía un consejero que ante circunstancias adversas siempre decía: "qué bueno, qué bueno, qué bueno". Un día estando de cacería, el rey se cortó un dedo del pie y el consejero exclamó: "qué bueno, qué bueno, qué bueno".El rey, cansado de esta actitud, lo despidió , a lo que el consejero respondió: "qué bueno, qué bueno, qué bueno".
Tiempo después, el rey fue capturado por una tribu para sacrificarlo ante su dios. Cuando lo preparaban para el ritual, vieron que le faltaba un dedo del pie y decidieron que no era digno para su divinidad al estar incompleto, dejándolo en libertad.El rey ahora entendía las palabras del consejero y pensó: "qué bueno que haya perdido el dedo del pie, de lo contrario ya estaría muerto".
Mandó llamar al palacio al consejero y se lo agradeció. Pero antes, le preguntó por qué dijo "qué bueno" cuando fue despedido. El consejero respondió: "si no me hubieses despedido, habría estado contigo y como a ti te habrían rechazado, a mí me hubieran sacrificado".

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Moraleja: Nada gano si estoy perdida. Creer que cada dificultad conlleva una razón -aunque no pueda verla- ,y guardar esa fuerza para saber esperar, es el secreto.