El espíritu navideño

toca a nuestra puerta. Nos enciende luces de colores, recuerda que la música existe, nos ilusiona con esos regalos que esperamos, aviva los sentimientos de perdón y amor. Ahí está él. Como el solsticio de invierno, aparece sin remedio. El espíritu de la Navidad.
Recibí llamadas de seres no queridos, regalos de gente que se vio obligada a hacerlo, miradas de cariño al verme disfrazada...todo para mi. Y pensé en lo que en estas fechas podría darte. Abrí el baúl que compartimos a diario y sólo encontré parte de mi. Intenté hacerte el mejor de los regalos, y nada me parecía mejor que el tiempo a tu lado. Ensayé un baile para el espectáculo, y los pasos sonrientes se repetían -todo, una y otra vez; un día sobre otro-. Así que mi espíritu no es navideño, es simplemente así. Rutinario, constante, de verano, de invierno, sincero. Y cómo no, junto a ti.

Te quiero. Feliz Navidad.

Espejos

en los que compararnos. Descubrir que si tú eres más, yo soy menos. Si llegaste a la cima yo no llegué ni al camino. Al encontrarte celebrando tus victorias yo descansaba de mi esfuerzo. Si puede haber algo mejor, es para ti; en singular. Tu espejo.Sólo tú y tu imagen. Y olvidar lo que soy. El listón lo pones tú. La meta está a tus pies. La suerte está de tu lado -y no del mío-. Si te miro a ti no consigo ver mi suelo. Mi único reflejo está en mi.

Secretos

Profesionales. De alcoba. De infancia. De muerte. De amor. De hermanos. De infidelidad. De juzgado. De Alto Estado. Secretos.
Y un proverbio árabe que dice así "No digas todo lo que sabes..(...)...porque...el que dice todo lo que sabe (...)a veces...dice lo que no conviene".

Secretos de pensamiento, palabra, obra u omisión.
Y uno más...: secretos de bondad. De los que guardo para no hacerte daño.
Así, yo -hoy-: descanso en paz.

El tiempo

de renovarse, distraerse o implicarse. De no saber qué decir, de tener una mirada preparada. El tiempo. Sentir que te falta es hacerte su prisionero; sentir que vuela, saborear todos sus segundos; vivir su giro lento, haberle permitido hacerse dueño de tus pasos.
El tiempo.
Y hoy ya no es tiempo de mar, ni de engaños, ni de recuerdos, ni de silencios. Es tiempo de vivir el segundo, de retomar ilusiones, de saber que existimos, de poder decir que quiero ésto y aquello -donde estés tú-. Andaré guiado por mis instintos y en esos momentos en los que quiero que pare ,cruzaré el pasillo, haré larga la espera, miraré cada color que me ofrece, limpiaré todo lo que lo ensucie, apagaré la luz y sabré que siempre estará allí donde lo dejé. En pasado, en presente, en futuro . Ahí. Donde fue puesto un día que decidí ser línea, no mirar hacia otro lado, dejarme llevar hacia donde mis ojos miren y poner un paso detrás del otro -y nunca en paralelo-. Vivir el tiempo y olvidar que es diferente a cada segundo.

Es tiempo de ver.