Nada es eterno y lo eterno no es nada.
Y así lo descubro...
Creí que nunca me fallarías, y aquí estoy con un pie dentro y otro fuera por si tengo que salir corriendo. Imaginé que mi proyecto sumaría éxitos profesionales y tiemblo de sentir la que se me avecina. Puse toda la leña en el fuego, y me quemé sin haber sido avisada del peligro. Sorprendida. Avasallada por las sorpresas.
Es definida como "breve estado emocional, fruto de algo que no esperas". ¿Breve?. ¿Emocional?... Puede alargarse hasta el desconcierto, puede doler hasta creer que venía afilada. Y no estoy preparada. Y no sé cómo hacerlo. Y todo esto comenzó hoy con una bonita sorpresa, pero eso no es lo importante; lo que me preocupa es no estar preparada. Ni escarmentada. Creemos que la experiencia crea solera y serenidad, que la siguiente vez nos alterará menos que aquella...pero no es así. Siento nervios, impaciencia, me desbordo, tiemblo. No tengo control sobre mi. Y ahí están, mirándome con mirada inquisidora y no dando opción a mirar atrás. Las sorpresas.
Y me quedo contigo, con la que más me gustó. Y olvido las otras, o al menos las hago breves. Porque si no fuera así, sería engullida, y me quedan muchas sorpresas que vivir a mi lado...